miércoles, 7 de noviembre de 2012

lunes, 5 de noviembre de 2012

POLIGRAFÍA SOCIAL: UNA MANERA DE PRODUCIR CONOCIMIENTO A PARTIR DEL RECONOCIMIENTO.


Álvaro Velasco
[1] Intervención en el Seminario Taller “Pensamiento Propio, Universidad y Región”. Maestría en Etnoliteratura/Instituto Andino de Artes Populares - IADAP, Universidad de Nariño, Pasto, septiembre de 2010.


Agradeciéndole mucho a la Universidad; al señor Vicerrector aquí presente; a mi amigo y compañero solidario de siempre, Dumer; a los compañeros solidarios, que nos hemos reunido acá, no sólo son los que han hablado, sino  otros muchos.

El título que le he dado a este aporte que vengo a hacer, al asunto del pensamiento propio, está recogido en un papel, en un documento que espero tengan todos ustedes, y que lleva ese título: POLIGRAFÍA SOCIAL. UNA MANERA DE PRODUCIR CONOCIEMIENTO A PARTIR DEL RECONOCIMIENTO.

¿Poligrafía por qué? Poligrafía porque partimos de la base de que todos los seres humanos, independientemente de que sean alfabetos o  no alfabetos, de que hayan ido a la escuela o no, todos son capaces, todos han hecho grafías, han contado su historia, han imaginado, han tenido una experiencia muy importante para cualquier proceso de reconocimiento; voy a referirme más adelante, a como esa otra manera de ver, esa otra manera de representar, esa otra manera de imaginar, esa otra manera de dar símbolos y convenciones al mundo que nos rodea, es tan importante; y cómo, si se reúne a la comunidad, a la gente, a la comunidad universitaria, para que autónomamente represente, imagine, piense, entonces se genera también un asunto que me parece a mí fundamental de esta conversación; yo creo que no hay pensamiento propio sin conversación, la conversación es la convergencia de distintas versiones de realidad, aprender a conversar es fundamental, la conversación hizo que floreciera en nuestro tiempo un pensamiento propio, nacido aquí, en esta tierra, y no solo entre los indígenas, sino nacido aquí en esta universidad. Egrese aquí, estudié aquí, en una época que en el papel de ustedes van a tener, trato de identificar, de hacer un rango un poco arbitrario, por lo que para mí significa, ese papel es para mí más bien un ensayo, como tiene que ser la reflexión sobre el pensamiento propio, hay que ensayar caminos para entender este problema. Hago un rango desde la publicación de la investigación de otro solidario fundamental: Víctor Daniel Bonilla con, “Siervos de dios y amos de indios”. A finales de los años 60 se publica este libro que es supremamente importante y el rango que yo examino va hasta la constitución del 91, donde las cosas toman otro rumbo, el otro rumbo que toman las cosas no lo califico ni de bueno ni de malo, simplemente hago esa parcelación, digamos, de una experiencia y de una historia para compartirla con ustedes.

Es importante el libro de: “siervos de dios y amos de indios”, por supuesto, porque solo su nombre ya nos revela algo que es fundamental, que pasaba a pocos kilómetros de la Universidad de Nariño; era una violación, realmente sorprendente, la que descubre este libro, pero que nosotros ignorábamos o no teníamos en cuenta. Los siervos de dios, eran amos de los indios, eso también nos hace clic en nuestro pensamiento para pensar en los indios; realmente, en la universidad no se pensaba en ellos, por supuesto, pero allí empieza a generarse una curiosidad que es alimentada por otros fenómenos, por otras circunstancias que en ese tiempo ocurren, los años 60 y los años 70 están llenos de acontecimientos a nivel global, las revoluciones, el auge pues revolucionario. Pasto también tuvo su mayo en el 68, de que tuve la fortuna de participar, y no fue cualquier cosa, es decir, el movimiento que se dio en Nariño en esa época es realmente digno de una investigación más profunda y cuidadosa, porque no fue solo un problema del movimiento estudiantil, fue un  movimiento popular. Los barrios de esta ciudad se movieron, pero también se movió Ipiales y Tumaco y se sentía realmente una agitación, una movilización, un renacer del espíritu nariñense supremamente importante, y en la Universidad  por supuesto, en la Universidad que a pesar de la distancia que hasta ese momento tenía de la realidad, empieza a acercarse, acercarse también gracias a los análisis muy afinados de algunos académicos, generalmente pues, todos referidos al Marxismo, y que nos hacían sentir realmente, que a pesar de desconocer la realidad circundante, había una cosa que sí era indiscutible y que era que, había que enfrentar la injusticia.

Entonces, salimos de la universidad, a encontrarnos con el mundo circundante, no lo encontramos como lo habíamos pensado en la universidad. En la universidad se decía por ejemplo que las comunidades indígenas del sur no existían, que se habían disuelto. Movidos por esa afirmación, nosotros corrimos allá, ¿a qué?, a encontrar a esos campesinos para tratar de organizar con ellos, a vincularlos al torrente del movimiento campesino que en esa época, en los años 70 pues, se dio en este país y que fue supremamente importante, y que fue muy importante también, para el movimiento indígena regional, ese movimiento campesino no puede desconocerse en la importancia que tuvo en esta región y por estos lares.

Salimos pues, con un grupo de amigos, compañeros, a tratar de hacer, de encontrarnos con ellos y a tratar de vincularlos a este proceso de lucha campesina, nuestro problema empieza cuando nuestra comunicación con ellos, si bien tiene unos puntos en que convergen y nos entendemos, también resultan algunas incógnitas, algunas preguntas que no salen de nosotros, me voy a referir a uno muy importante por lo que significa para mí, por el impacto que tuvo en mi vida.

En las comunidades del sur se comentaba, se hablaba, se refería, a un personaje legendario: a don Juan Chiles, pero este personaje realmente, la memoria, la evocación que se hacía, era un poco difusa; evidentemente, la gente que lo recordaba, también tenía sus dudas acerca de su origen y de su propia identidad, a pesar de lo mucho que conservaban de esa tradición, porque la duda es impuesta por el colonizador, las comunidades indígenas tenían un impacto colonizador importante, pero nosotros también en la Universidad de Nariño, éramos también oprimidos por la colonización y Nariño entero vivía la colonización, no solo de las grandes metrópolis, el trato que se le daba a los nariñenses era el mismo que se le daba a los indígenas en el resto del país, así como a un indígena se le dice que no tiene capacidad, que es tonto, que no sabe muchas cosas, a los mismos nariñenses, se los trataba así en muchas partes. De manera que, ese reencuentro de contingentes sociales, que parecen la colonización de su propia mente y de su propia visión de mundo, pero como se va a superar esa colonización, básicamente en lo que a mí respecta, se descoloniza la mente, en la medida en que ese encuentro que se hace por la lucha, por unas reivindicaciones para lograr justicia, para lograr que quienes han padecido tanta opresión y tanta explotación, recuperaren el derecho a vivir en esta tierra con dignidad. Entonces, donde nosotros estamos, en esa relación, aparece don Juan Chiles. Algún grupo de solidarios empieza a tratar de rastrear a este personaje, para saber si realmente hay alguna pista que nos lleve a confirmar su existencia, como efectivamente ocurrió; y entonces, allí viene un hecho fundamental, un hecho fundamental porque para mí lo que va a suceder con eso, es un momento de producción de conocimiento propio, que no existía antes de ese momento, aunque se nutría de la tradición del pueblo indígena que guardaba en su memoria a este personaje. Cuando nosotros llevamos la noticia de su existencia y algunos documentos, era evidente que para la gente eso significaba una excelente noticia sobre ellos mismos, era confirmar que aquella evocación que se hacía no era simplemente por allá quien sabe qué, un desvarío de su imaginación, existía y había sido un luchador, un luchador importante que había reclamado derechos ante la corona y esto conmovía mucho a las gentes y nosotros lo transferíamos como una prueba indiscutible del derecho que tenían estas comunidades a recuperar su tierra, porque esa tierra siempre había sido de ellos.

Cuando estamos en una reunión, recuperando esa memoria, evocando a este personaje, alguien pregunta: ¿y cómo llegaría don Juan Chiles a ser tan sabio? Y recuerdo todavía que un hombre anciano, infortunadamente se me escapa su nombre, pero bastante anciano, que tenía un castellano bastante arcaico, empezó, tomó la palabra, diciendo que él iba a decir por qué Juan Chiles era sabio. Y recuerdo las primeras palabras de esa intervención: “en los tiempos de la corona del rey, cuando este pueblo estaba amenazado de ser desaparecido de la faz de la tierra, entonces, don Juan Chiles, convocó a todos los pueblos del mundo para que vinieran a auxiliar a su pueblo”, -y él en el desvarío que parecía tener, decía-: “y entonces vinieron apoyos de Israel, de todos los pueblos del mundo”, -inclusive nombró Sodoma, Gomorra, y estaba en una especie de exposición delirante, pero en ese delirio, era de tanta fuerza, de tanta emoción, que no se podía detener, y que de alguna manera indicaba, que después del desvarío vendría una revelación como efectivamente pasó, termina esa introducción y luego nos dice que-: “don Juan Chiles era sabio porque sabía tres cosas: la primera, sabia desatar el Quechua; la segunda, conocían perfectamente el libro del rey; y la tercera, sabía labrar a cordel.
Son tres claves fundamentales. Desatar el Quechua es un asunto que no le compete solo a los indígenas, sino a todos los habitantes de este continente, de esta región de los Andes. El Quechua nombró  y ordenó los Andes, descifró los Andes. El quechua es muy importante, no tal vez para volverlo a hablar, pero si interesarse cuando se dice desatar el Quechua, que no quiere decir, volver a aprender una lengua, sino tratar de rescatar todos los significados que están grabados en los nombres de muchas montañas, de muchos ríos, de muchas plantas y de muchas cosas, porque cuando se nombra en cualquier lengua una cosa, no solo es para distinguirla de los demás, sino que también y en algunas lenguas, más que en otras, el nombre también trae información sobre cualidades de lo que se nombra. Entonces el desatar el Quechua se convirtió en un asunto supremamente importante. Pero al desatar el Quechua también estábamos desatando la historia y el origen de este Departamento, la emoción de los indígenas era nuestra propia emoción, era también sentir qué significaba ser nariñense, ser pastuso; porque entonces nos encontrábamos con un pueblo, con una historia y con un pensamiento realmente notable. notable para ellos, notable para nosotros, notable para todos, esas tres cosas de las que se derivaron, hay muy importantes reflexiones que nos llevaron averiguar también sobre la topo línea original de ese territorio, que nos llevaron hacer reflexiones muy profundas para entender el sentido del tiempo de aquella gente; que para el mundo de ellos el volcán Chiles es macho y el volcán Cumbal es hembra, por ejemplo, y todo eso iba dando esa capacidad para desatar esa lengua que había nombrado, que había ordenado ese territorio y que de alguna manera estaba vinculada al florecimiento y a la consolidación de una cultura. Eso puede ser discutido, pero en todo caso esa afirmación en los términos como nosotros la recogimos fue fundamental.
Aquello de los libros del rey, como segundo punto, también importantísimo porque cuando uno padece colonizaciones y está sometido a la voluntad de la administración y de quienes detentan el poder, conocer sus maneras de organizar la sociedad, los derechos que eventualmente reconocen, es fundamental, es fundamental no para hacer de eso una especie de fetiche, como si conocer un código fuera un paso adelante en la recuperación del pensamiento propio, no; puede ser todo lo contrario, pero sí hay que manejar esas leyes, esos estatutos, esos sistemas de regulación de quienes gobiernan, porque si no se manejan, entonces uno puede ser víctima de ellos, como dicen algunos indígenas de la Amazonía, “la ley del blanco es yuca brava pero el veneno se le puede sacar”, y se la puede usar para que transporte el derecho propio, la reivindicación que todo pueblo tiene y la puede transmitir, transferir, darle consistencia para que la oiga el que gobierna y no solo el que gobierna, sino para que la oigan todos, es muy importante esto porque también tiene relación con la reflexión sobre derecho propio.

El derecho propio no solo nace de la tierra y la comunidad como se dijo en aquella época, en una forma muy bella de definir qué es derecho propio, el que se reclama, el que nace aquí, de la tierra, de la comunidad, que se puede profundizar todos los días, porque el derecho, no es sólo el derecho de la gente, es el derecho de esta región, es el territorio, de estos recursos, de estos páramos, de estos ríos, de las lagunas,  porque allí están también como dicen en otros pueblos, los ancestros de este pueblo, que están en su fauna, en su flora, de sus especies nativas, que también hay que tratar de recordar que cada planta es una información importante, en términos de esta circunstancia nuestra, de este espacio nuestro, de esta América tropical; es distinta a la parte de mundo que nos trajo todos sus esquemas y todos su modelos y todas sus sabidurías, decía por ejemplo, según cita un autor que no recuerdo, a don Simón Rodríguez, maestro de Bolívar, dice el autor, trayendo una referencia de simón Rodríguez dice que don Simón Rodríguez afirmaba que la prosperidad de Europa y los Estados Unidos se habían convertido en un gran obstáculo para pensar y educar América, y es interesante ver como lo dice, es la prosperidad de esos pueblos, la que se vuelve obstáculo, porque es la prosperidad la que fascina. Cuando uno dice que esos pueblos explotan, es verdad, pero su progreso fascina, su éxito nos desconcierta y nos llama y, es mucho más perverso quedar atrapado en la fascinación por el progreso de quien progresó en otro lado, en otras condiciones, con otra circunstancia, de otra manera. Entonces, es supremamente importante aquello de entender bien, cuál es el problema de la fascinación, del éxito de los otros, ese éxito nos obliga a copiarlos en sus maneras de pensar, de vestir, de su ciencia, la de fragmentar el conocimiento, todo eso nos viene de allá y todo eso se hace en nombre de la civilización, de la modernidad, del desarrollo, del progreso, de todo aquello; entonces, es supremamente importante.

La tercera clave, labrar a cordel. Obviamente, que quien desata bien, quien conoce, quien profundiza, quien pregunta, no solo a la gente sino pregunta por todo, piensa en todo y en las relaciones que hay entre el territorio biofísico que nos da sustento, la lengua que lo ordena y relaciona a las gentes con ese territorio, las distintas prácticas sociales, el manejo del tiempo. Todo eso es supremamente importante para entender cómo se descoloniza un pueblo, para empezar a tener un pensamiento propio, porque si quiero plantear por lo menos para la conversación, que el pensamiento propio no es un pensamiento que viene de no sé dónde y que está guardado, y que es una sabiduría que no se puede tocar porque alguien se la puede robar; el conocimiento que no se comparte se acaba, el conocimiento que no sirve para la relación con el mundo y con los demás no sirve, no es conocimiento, el conocimiento que permanece ahí aislado de los otros, pues tampoco genera pensamiento,  genera una repetición una reiteración continua de lugares comunes que lo acaban a punta de nombrarlos, se dice tanto acerca de algunas cosas de las culturas ancestrales, que de tanto oírlas ya no quieren decir nada; entonces, en lo fundamental, es que realmente en la relación con el otro, el otro que también necesita descifrar esa región, descifrarse a sí mismo, conocerse  a sí mismo, para poder regularse en el compromiso con los demás, con la región, con el mundo; porque no son los estatutos los que generan una nueva conciencia y una nueva conducta, es el conocimiento de uno mismo y sus circunstancias y de dónde nació y a qué mundo pertenece, entonces se regula uno mismo. Porque uno no tiene necesidad de policía, cuando se ha descifrado su realidad, su gente, su historia, sus acontecimientos, sus problemas, entonces uno simplemente como ser humano entiende qué tiene que hacer y qué debe dejar de hacer o debe evitar, porque se genera una conciencia más ética, sin la cual, cualquier política puede resultar perversa, no solo se produce con un ser, con base en el reconocimiento, sino también en una manera de sentir y de celebrar lo que se conoce y eso genera también como todo descubrimiento de lo bello y de lo justo, genera ética, genera autorregulación.

Allí nos forjamos nosotros afortunadamente, los solidarios no fuimos de un partido, no pensamos igual, no éramos una secta que repitiera cuatro cosas, no, siempre fuimos distintos, amigos. Nos supimos oír, y siempre oíamos con atención a los otros, porque cada uno tiene maneras distintas de ver, propone cosas que son muy importantes, en el caso de María Teresa, por ejemplo, viniendo de otras tierras, veía  en este país cosas que uno no las ve, porque las tiene a mano y no las ve, y las preguntas y las reflexiones que se proponían eran muy interesantes, y por supuesto, sabíamos que era más lo que ignorábamos que lo que conocíamos sobre esta región, sobre este país, sobre este continente, y eso todavía sigue siendo cierto, todavía es más lo que ignoramos que lo que sabemos. Pero el conocimiento no puede salir solo de la Universidad, si la Universidad pretende producirlo, a lo mejor, es otra vez, un extravío, tiene que lograrse espacios de convergencia, de retroalimentación, en las que tiene que haber esa dinámica para reivindicar; en eso es interesante la lucha reivindicativa, pero no tanto para reclamarle al Estado que haga el favor de educarnos, porque si el Estado oye nuestros llamados y nos educa, otra vez nos perdemos. Entonces, eso es como estarle pidiendo al Estado que haga el favor de confundirlo, de administrarlo, de resolverle todos sus problemas, no, tenemos que dejar de ser administrados, tenemos que administrarnos, administrarnos cada uno de nosotros, saber administrar nuestro propio tiempo, saber administrar lo que comemos. Y puede ser muy importante saber administrar lo que comemos, porque, evidentemente allí, también hay mucha riqueza y muchas cosas por conocer y por saber. Hay cosas que se perdieron, que se han intentado rescatar: alimentos, semillas, muchas semillas que se han perdido en nombre y  por causa del desarrollo, por eso, uno de los problemas graves de la lucha por la tierra, es que en la lucha por la tierra se conquistó, pero inmediatamente movilizábamos a la gente para que el Estado viniera y con créditos y asistencia técnica y no sé cuántas cosas; claro que llegaba, claro que le brindaba esos servicios que llaman y ese era otra vez el camino para que se volviera a perder esa tierra y se perdiera la autonomía personal y la posibilidad de conocerse a sí  mismo, por qué, por qué si no perdía la tierra se volvía un esclavo del crédito y de las cosas que le enseñaban a hacer, para que se la pase toda la vida en una rutina sin fin, en la que no tiene descanso, ni posibilidad de pensar, ni de recrear, ni de participar con los vecinos, ni de preocuparse por otras cosas. Entonces esto es fundamental, el labrar a cordel, como tercera clave, en la medida en que para saber usar apropiadamente, manejar, ordenar unos territorios, valorar unos recursos, no solo hace falta una reforma agraria para que se redistribuya la tierra, se trata también de pensar en sus formas de uso y manejo, en función del florecimiento de una cultura, del florecimiento de una autonomía, que no solo tienen que reclamar los indígenas, sino todos nosotros.

Esas tres cosas, esas tres claves digo yo, que tuvieron una repercusión universal, nacieron en ese momento, se nutren de una tradición, pero así no habrían sido dichas antes, así se volvieron a decir para el momento en que se necesitaba que así fueran dichas, y así fueron llevadas a otras partes, yo pude llevarlas, por ejemplo, a una reunión en México con Orlando Fals y algunos amigos de México. Algunos indígenas del sur de México nos reunimos y contamos esta maravillosa historia de Don Juan Chiles, fue recibida con un beneplácito, con un entusiasmo impresionante, mucha gente decía que la senda de Don Juan Chiles, abría caminos para la transformación social, algunos intelectuales, muy vinculados con solidarios, podemos llamarlos, como Gustavo Esteban, escribió varios escritos sobre la sabiduría de don Juan Chiles y la sigue aplicando en Guajaca, no él pues, la gente con la que trabaja, pero yo acabo de llegar de una experiencia donde don Juan Chiles volvió otra vez a nombrar caminos, porque estábamos invitados por el pueblo Venda en el Nor Oriente del África, que es un pueblo que en alguna de sus versiones está emprendiendo un proceso de resurgimiento muy importante, fue una experiencia supremamente satisfactoria, allá habían preparado para compartir, para esa convivencia con ellos que duró como quince días, al principio cuando llegamos fue, como lo fueron la época del florecimiento de la lucha nuestra, unos recorridos, no solo para hablar con la gente, sino, sobre todo para mirar el mundo circundante, para mirar en él las huellas que ha dejado la cultura y lo hicimos así en África en el río Mutare que ellos consideran sagrado, pero esta gente en muchos de los elementos de ese río, por ejemplo, un árbol que nace después de … para ellos es un maestro ese árbol, un maestro de la constancia, un maestro del que hay que aprender muchas cosas, se lo toma como metáfora, como alegoría, pero es fundamental porque el lenguaje tiene que ganar mucha fuerza alegórica, mucha fuerza metafórica, la recreación, como dicen ahora algunos teóricos, la autopoiesis es, poiesis es poesía; por eso tan importante las poesías que compartieron ayer con nosotros, pero ese sentimiento poético, esa búsqueda de otro lenguaje es fundamental, y es el lenguaje que comunica mucho más que los lenguajes, a veces, pesados llenos de categorías y de conceptos que se vuelven prácticamente lenguajes de unos pocos, que se citan entre ellos y nadie sabe en últimas que es lo que escriben o para quien escriben, entonces eso es fundamental, esta gente recorriendo eso nos enseñó muchas cosas acerca de sus ancestros, ellos consideran que sus ancestros son las semillas, son los árboles, las plantas que han sido ancestros vivos, porque no podría existir el hombre si no hubiera evolucionado la expresión de naturaleza.

Qué pueblo hubiera podido ser lo que es, sin agua, sin naturaleza, o sin aire, o sin bosques o sin todo lo que la naturaleza le brinda. Para ellos, entonces, celebran mucho ese mundo lleno de sentido. Recibíamos el día al pie del gran árbol, símbolo de esas culturas africanas que se menciona en el Principito de Saint Exupéry, ese es un árbol maravilloso, un árbol que en las épocas de estío acoge a más de cien especies de vida que se refugian allí, al lado de ese árbol hacíamos un ritual para recibir el día que ellos llaman empate, pero cuando a nosotros nos tocaba orientar ese taller, ese ejercicio, ¿Qué hicimos? Pues, afortunadamente por alguna circunstancia, don Juan Chiles, llegó a alumbrarnos, había que desatar el Bemba, para desatar el Bemba con todos esos recorridos que habíamos hecho, entonces hicimos un mapa ancestral del pueblo Bemba, y así se dijo, es decir, lo que hay que desatar aquí es el Bemba y  el Bemba está escrito en el territorio, el territorio es como un disco duro lleno de información sobre cultura y sobre naturaleza, porque al fin y al cabo un territorio de una cultura es un producto cultural, no son solamente un espacio biofísico, y eso fue tan importante que allá también quedo don Juan Chiles como un referente, como una enseñanza. Después hablamos, porque evidentemente, también tienen problemas con los gobernantes a pesar de que ya se levantó el Apartheid, pero conocer las regulaciones del nuevo régimen y tratar por ejemplo, de luchar contra algunas formas de Apartheid que subsisten como ellos decían, el Apartheid de los grandes animales, porque los grandes animales se los llevaron a grandes parques y los quitaron de la relación inmediata que tenían con la gente, y esos grandes animales: elefantes y tigres, tienen mucho significado, no solo como tales, es decir, no solo como animales, sino que son referentes de sus linajes, de su historia y tienen que ver con las características del carácter que tienen algunos de esos clanes o linajes. Entonces, quitarles allí un elefante y mandarlo al apartheid del parque Kruger, para ellos, evidentemente, es arrebatarles una relación cotidiana fundamental para su propia existencia y para su propia vida y de labranza a cordel, sí que es cierto que fue muy importante, porque ellos están recuperando sus semillas, las semillas son el ancestro que une al hombre con la tierra, porque la semilla que los alimenta, la tierra la proporciona, las plantas la proporcionan, lo que comemos de allá viene, entonces se generan unas emociones, unas maneras de sentir y pensar que son muy interesantes para que florezca el pensamiento, de ese tipo, pues, de relación, el pensamiento se va aclarando, el pensamiento útil, porque el pensar está antecedido por el conocer y por el reconocer, uno no puede pensar sin conocer o reconocer, cuando uno solo recoge una manera de pensar, entonces también puede terminar atrapado en ella, como pasa algunas veces con el excesivo ideologismo, por ejemplo, entonces uno no coge realidades, sino coge consignas de algún partido y va repitiéndolas y va haciéndose devoto, como diciendo jaculatorias como cualquier monjita, y así no es, eso no es pensamiento, simplemente es un estribillo que en última instancia desgasta lo propio que se dice. Entonces, el pensamiento propio no es que exista de ante mano, el pensamiento propio puede nutrirse de muchas tradiciones, muchos saberes, muchas habilidades, muchos conocimientos, pero se nutre de ahí porque el pensamiento que necesitamos hoy es para hoy

Ayer vimos muchas cosas acerca de todo lo que ha transcurrido después de tantos años, y entonces, yo sentía alguna preocupación, porque en muchas de las cosas que se lograron, a veces, lo ganado parece perdido, y lo perdido parece ganado, no sé los que no estuvieron allí, pero alguno a veces piensa que el haber conquistado cierto bienestar en algunas comunidades, mínimo, de pronto es un peligro, el asunto es que es un desafío, para que realmente esa nueva práctica o ese éxito que se ha tenido relativo en algún tipo de actividad, para que no vaya eso a ser absorbido por la dinámica del mercado y del gran capital y de que todo se vuelve mercancía y que ya entonces los valores de solidaridad y de cuidado de los demás y de lo demás no importa. Todo eso habría que pensarlo con tranquilidad para que  podamos avanzar en términos de cómo entender el pensamiento propio, cómo aproximarnos a ellos, por eso yo digo que el ensayo es básico. Lo que van a leer cuando distribuya el pequeño artículo que escribí para esta reunión no vayan a pensar que eso ahí está resuelto el problema, es simplemente un ensayo, un aporte para que ustedes también lo trabajen y sirva como para alentar esta gran pregunta, este gran desafío de poder entender mejor, comprender más cómo se produce pensamiento propio, qué lo justifica, cómo se comparte y cómo debe ser usado, eso es lo que yo puedo compartir con ustedes, espero pues, su reacción, sus preguntas. Muchas gracias.

domingo, 28 de octubre de 2012

Ríos profundos, cauces revueltos: Las formas del agua en el Mundo Andino. Andrés Felipe Ospina Enciso Universidad de los Andes

XIV  Congreso de Antropología en Colombia . Universidad de Antioquia, 23-26 de octubre.
Andrés Felipe Ospina
Antropólogo de la Universidad Nacional de Colombia, interesado por la antropología histórica, las sociedades
campesinas y la violencia en Colombia. Actualmente es estudiante del Doctorado en Antropología de la Universidad
de los Andes.

Imagen: encuentro de Acueductos Comunitarios. 
6 de Octubre de 2012
Universidad Cooperativa de Colombia, sede Pasto.

lunes, 22 de octubre de 2012

Taller


Mediante este ejercicio los estudiantes deberán escoger una de las lecturas propuestas y discutirlas en grupo durante las clases (25 de octubre), presentando al finalizar las horas presenciales, un informe de la discusión colectiva sobre su pertinencia con la temática del curso.

El lunes 29 de octubre deberán presentar informe escrito de forma individual sobre las lecturas.

Quedan exentos del ejercicio los estudiantes que el día 18 asistieron a clases y desarrollan el trabajo de campo.

 Primera lectura: Hombres y engranajes de Ernesto Sábato.
Páginas 37-68 Énfasis en el capítulo La Rebelión del Hombre (pp 37-45)

Segunda Lectura: El Mito y el mundo moderno

Tercera Lectura: El agua de Los Andes CAN
Todo el texto. (Es cartilla)

Cuarta lectura: Sentencia T-410 de 1993 Corte Constitucional de Colombia.
(Versión sólo para descargar)

Quinta lectura: Sentencia T-578 de 1998
(Versión sólo para descargar)

miércoles, 10 de octubre de 2012

DERECHO AMBIENTAL

DERECHO AGRARIO Y AMBIENTAL: DERECHO AMBIENTAL PRIMERA PARTE: LEER AQUÍ PRIMERA PARTE: Antecedentes y principios del derecho ambiental Los límites al crecimiento Los problemas ambientales Acuerdo intern...



lunes, 24 de septiembre de 2012

Taller


Taller de escritura
Enlace recomendado

Hasta ahora se han abordado aproximaciones mito-jurídicas para el agua, en la que las fronteras de las disciplinas pierden sentido y se hacen necesarias posturas académicas y políticas transdisciplinarias dentro del derecho. Ello posibilita pensar la relación agua-derecho-mito-comunidad como una forma jurídica constitucional de manejar el agua, expresada en las prácticas de los acueductos comunitarios (Art. 365  C.P.) [1].

Discuta en grupo y en clase lo que sepa y piense sobre los acueductos comunitarios, el manejo del agua en la ciudad y la relación agua-derecho. Elabore un texto individual sobre la reflexión en grupo que le ayude a complementar su ensayo.

Preguntas guía para la discusión y reflexión: ¿Qué sabe usted sobre la forma de manejo del agua en los sectores rurales, donde existen acueductos comunitarios? ¿Cuál cree usted qué es la relación del ser humano de la ciudad con el agua? ¿Cómo es el manejo del agua en las ciudades? Pasto y el departamento de Nariño, en general, tienen una relación especial con el agua a través del juego del 28 de diciembre, ¿cree que influya este día en la relación con el agua?
__________________________________________
[1] ARTICULO 365. Los servicios públicos son inherentes a la finalidad social del Estado. Es deber del Estado asegurar su prestación eficiente a todos los habitantes del territorio nacional.
Los servicios públicos estarán sometidos al régimen jurídico que fije la ley, podrán ser prestados por el Estado, directa o indirectamente, por comunidades organizadas, o por particulares. En todo caso, el Estado mantendrá la regulación, el control y la vigilancia de dichos servicios. Si por razones de soberanía o de interés social, el Estado, mediante ley aprobada por la mayoría de los miembros de una y otra cámara, por iniciativa del Gobierno decide reservarse determinadas actividades estratégicas o servicios públicos, deberá indemnizar previa y plenamente a las personas que en virtud de dicha ley, queden privadas del ejercicio de una actividad lícita.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Taller: El Etnógrafo de Borges


El caso me lo refirieron en Texas, pero había acontenido en otro estado. Cuenta con un solo protagonista, salvo que en toda historia los protagonistas son miles, visibles e invisibles, vivos y muertos. Se llamaba, creo, Fred Murdock. Era alto a la manera americana, ni rubio ni moreno, de perfil de hacha, de muy pocas palabras. Nada singular había en él, ni siquiera esa fingida singularidad que es propia de los jóvenes. Naturalmente respetuoso, no descreía de los libros ni de quienes escriben los libros.  Era suya esa edad en que el hombre no sabe aún quién es y está listo para entregarse a lo que le propone el azar: la mística del persa o el desconocido origen del húngaro, la aventuras de la guerra o del álgebra, el puritanismo o la orgía. En la universidad le aconsejaron el estudio de las lenguas indígenas. Hay ritos esotéricos que perduran en ciertas tribus del oeste; su profesor, un hombre entrado en años, le propuso que hiciera su habitación en una toldería, que observara los ritos y que descubriera el secreto que los brujos revelan al iniciado. A su vuelta, redactaría una tesis que las autoridades del instituto darían a la imprenta. Murdock aceptó con alacridad. Uno de sus mayores había muerto en las guerras de la frontera; esa antigua discordia de sus estirpes era un vínculo ahora. Previó, sin duda, las dificultades que lo aguardaban; tenía que lograr que los hombres rojos lo aceptaran como a uno de los suyos. Emprendió la larga aventura. Más de dos años habitó en la pradera, bajo toldos de cuero o a la intemperie. Se levantaba antes del alba, se acostaba al anochecer, llegó a soñar en un idioma que no era el de sus padres. Acostumbró su paladar a sabores ásperos, se cubrió con ropas extrañas, olvidó los amigos y la ciudad, llegó a pensar de una manera que su lógica rechazaba. Durante los primeros meses de aprendizaje tomaba notas sigilosas, que rompería después, acaso para no despertar la suspicacia de los otros, acaso porque ya no las precisaba. Al término de un plazo prefijado por ciertos ejercicios, de índole moral y de índole física, el sacerdote le ordenó que fuera recordando sus sueños y que se los confiara al clarear el día. Comprobó que en las noches de luna llena soñaba con bisontes. Confió estos sueños repetidos a su maestro; éste acabó por revelarle su doctrina secreta. Una mañana, sin haberse despedido de nadie, Murdock se fue. 

    En la ciudad, sintió la nostalgia de aquellas tardes iniciales de la pradera en que había sentido, hace tiempo, la nostalgia de la ciudad. Se encaminó al despacho del profesor y le dijo que sabía el secreto y que había resuelto no publicarlo. 
    -- ¿Lo ata su juramento? -- preguntó el otro. 
    -- No es ésa mi razón -- dijo Murdock --. En esas lejanías aprendí algo que no puedo decir. 
    -- ¿Acaso el idioma inglés es insuficiente? -- observaría el otro. 
    -- Nada de eso, señor. Ahora que poseo el secreto, podría enunciarlo de cien modos distintos y aun contradictorios. No sé muy bien cómo decirle que el secreto es precioso y que ahora la ciencia, nuestra ciencia, me parece una mera frivolidad. 
    Agregó al cabo de una pausa: 
    -- El secreto, por lo demás, no vale lo que valen los caminos que me condujeron a él. Esos caminos hay que andarlos. 
    El profesor le dijo con frialdad: 
    -- Comunicaré su decisión al Concejo. ¿Usted piensa vivir entre los indios? 
    Murdock le contestó: 
    -- No. Tal vez no vuelva a la pradera. Lo que me enseñaron sus hombres vale para cualquier lugar y para cualquier circunstancia. 
    Tal fue, en esencia, el diálogo. 
    Fred se casó, se divorció y es ahora uno de los bibliotecarios de Yale.

***
Acercarse jurídicamente al agua implica, desde todo punto de vista, recurrir a herramientas, caminos y búsquedas de la antropología para comprender el fenómeno. El texto de Borges plantea posibles caminos al indagar enigmas sociales en la acción, más allá de la razón.

Analice el texto de Borges en relación con las búsquedas de otras formas jurídicas alternativas para el manejo del agua.

Lectura 13: El valor del agua y el reto para su manejo en comunidad

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Rastros y rostros del agua: mito, poder y autoridad del agua en los Andes

Bibliografía de referencia:
GRANDA, Osvaldo. Mito y arte indígena en los Andes.
Editorial Travesías, 2007.
RODRÍGUEZ, Jairo (Compilador). El Devenir de los Imaginarios (El Agua de los Encantos de Alfredo Ortiz)
Editores Universidad de Nariño, Maestría en Etnoliteratura, 2001.
Tlaloc, dios de la lluvia y la fertilidad (náhuatl-culhua)

El abastecimiento de agua ha sido, desde siempre, uno de los factores que decidió los asentamientos humanos y la prosperidad de las civilizaciones. Según la historiografía oficial, fue cerca de los ríos y fuentes de agua donde pudieron florecer las grandes civilizaciones de la antigüedad, aprovechando no sólo los flujos de agua para el consumo humano, sino para las grandes cosechas, trabajo y celebraciones que presuponían mantener enormes poblaciones en las ciudades y sus dominios. 

Las antiguas civilizaciones surgieron alrededor de ríos, flujos y fuentes de agua catalogados como sagrados, para lo que fue necesario construir sistemas de riego y distribución del líquido acordes a las características físicas de los territorios ocupados por los seres humanos; capacidad técnica que presupone un amplio conocimiento y dominio de sus entornos mediante el poder del mito y la tradición. Tanto el dominio de las técnicas para el abastecimiento como de los mitos  que daban cuenta del poder de las aguas, significaron poder: el poder sobre la vida y la muerte:
Con Tici Wira Kocha (aymara)
Fuego-comienzo-aceite-agua

Del agua y hacia el agua no sólo proviene la vida, sino el poder de los hombres, de forma mitológica, onírica y material, pues el control sobre el agua implica el control sobre la vida y la muerte. De ese poder viene la autoridad, y por ende, las formas jurídicas, materializadas en la costumbre jurídica.

Petroglifo en Jenoy

TALLER DE ESCRITURA

Con base en la exposición del tema Rastros y rostros del agua: mito, poder y autoridad del agua en los Andes construya en clases un texto que se incorpore a su ensayo bajo la siguiente relación de conceptos: agua-mito-poder-autoridad-derecho-humanidad.

LECTURA 11: Dioses y mitología del agua.

Bonus: La gente de la Anaconda

domingo, 2 de septiembre de 2012

miércoles, 29 de agosto de 2012

EL MITO Y SU FUNCIÓN EN LA SOCIEDAD

J. Campbell. El Poder del Mito.

"Cuando un juez entra en la sala del tribunal y todos se ponen de pie, no están reverenciando al hombre sino  la toga que está usando y al papel que representa. Lo que lo hace digno de ese papel es su integridad, como representante de los principios de ese papel, y no un conjunto de prejuicios personales. De modo que cuando te pones de pie en un tribunal de justicia, lo haces ante un personaje mitológico. Supongo que algunos reyes y reinas son las personas más estúpidas, absurdas y banales que nadie pueda imaginarse, probablemententeresados nada más que en caballos y mujeres, ya sabes. Pero el súbdito no responde a ellos como personalidades sino como encarnaciones de un papel mitológico. Cuando alguien adopta el papel de juez, o  presidente de los Estados Unidos, el hombre ya no es ese hombre, es el representante de una función eterna; tiene que sacrificar sus deseos personales e incluso sus posibilidades vitales a la función que está  representando".

Lectura 10: El Poder del Mito. Joseph Campbell en diálogo con Bill Moyers

Bonus: MUISCAS AGUA SAGRADA
http://www.prismatv.unal.edu.co/nc/detalle-serie/detalle-programa/article/muiscas-agua-sagrada.html#.T8BjWFFj398.blogger
Gran parte de lo dicho sobre esta relación agua-hombre, es semejante en todo el mundo andino, amazónico y de pie de monte costero. Sólo bajo la llamada civilización occidental el agua perdió su sentido al ser descifrada la fórmula de su ser: h2o bajo la lupa de la razón científicista.  Hoy objeto de la ambición de los comerciantes, el agua adquiere dimensiones políticas enormes, con la especie humana creciendo de forma exponencial, el agua crece en valoración política, ya que su control implica control sobre la vida misma. En la antigüedad, cuando las guerras no eran tan mecanizadas, cortar los flujos de agua o envenenarlos, podía significar la caída de una ciudad.

Códice Maya
(Dresden, Al.)
La Abuela Grillo

domingo, 26 de agosto de 2012

Agua y civilización

Ejemplos de cómo se levantaron los imperios hay muchos, y todos ellos se diluyen en el lenguaje mito-poético y el manejo cultural del agua, el poder sobre la vida. Al lado del Nilo, el Tigris y el Éufrates,  el Ganges, el Amazonas, entre otros importantes ríos, tuvo asiento la humanidad desde los lejanos primeros tiempos. Las ciudades, que pueden considerarse como uno de los criterios diferenciadores de un estadio a otro de la humanidad (lo urbano como comienzo), sólo pueden ser posibles si el grupo humano resuelve, desde su racionalidad, los problemas de abastecimiento de agua y  evacuación de desechos. Esos problemas de ingeniería, política, derecho, espiritualidad y salud pública necesitan al agua como componente cultural, ya que su control y manejo son asuntos de poder: poder sobre la vida misma. 

El agua no sólo es un elemento natural, un ser espiritual o un ser vivo: es el origen de lo jurídico en las antiguas civilizaciones. Del agua provienen los dioses y los demás seres y es considerado, por occidente, como el origen del pensamiento racional y científico, al ser el fundamento de la primera explicación racional del cosmos por obra de Tales de Mileto, según la historiografía tradicional; claro que lo dicho por Tales no recoge sino el conocimiento de los antiguos sobre esos temas,  en particular pueblos antiguos con quienes Tales tuvo contacto.

LECTURAS 7, 8 y 9: 

lectura 7. LEYES DE MANÚ: INSTITUCIONES RELIGIOSAS Y CIVILES DE LA INDIA.

LECTURA 8. AGUA Y CULTURA 


Ponencia para el Foro Nacional "El Agua y la Creación". Subdirección de Educación Ambiental, Ministerio del Medio Ambiente/CODECHOCO. Bogotá,1996. Publicada en Diversa. Revista de Pensamiento Ambiental, Ministerio del Medio Ambiente, Nº 3, Bogotá, 1er. trimestre de 1997, pp. 42-46
EL ORIGEN DE LA GENTE DEL AGUA
Desde esta mañana he estado pensando en cómo va a ser mi exposición. Traigo estas hojas escritas, pero ellas no son mi ponencia, son sólo la materia prima para construirla; y ahora no sé bien cómo hacerlo. Mi idea se ha ido modificando durante el día por influencia de las demás intervenciones. A veces he pensado que podría ser un poema, otras que sería un relato de tradición oral a la manera de un mayor indígena, otras que sería la sesuda intervención de un etnógrafo que interpreta, muy científica. Ahora... no sé. Tal vez un poco de todo. Quizás sea mejor irla construyendo sobre la marcha, ante ustedes.
*****
Comencemos con unas reflexiones del etnógrafo, juiciosamente sentado tras la mesa, hablándoles por el micrófono:
Cuando Teresa Carrillo nos contaba hace un rato las historias de los muiscas, yo recordé la frase de un exgobernador guambiano, que decía: “Los blancos vienen y nos dicen: cuénteme un cuento; uno cuenta sus historias y los blancos le dicen: eso es cuento”. Sin embargo, en esas historias lo que uno encuentra es la condensación del profundo conocimiento que los muiscas acumularon durante siglos acerca de su entorno y, fundamentalmente, de un elemento que es básico para la vida, el alternar de las estaciones de lluvia y de sequía; y de su uso para lo que era el centro de su sistema productivo, la agricultura. Porque ese vaivén de Mojanes y Mojanas marcaba todo el ciclo de vida muisca, todo el ciclo de su vida productiva y social, como sucedió hasta hace unos 15 años en regiones como Suba, hasta antes de que ocurriera la invasión de sus tierras por Andrés Pastrana y TV Cable. Por eso, ese pensamiento que Teresa nos narró continúa vivo, aunque hace ya algún tiempo que no puede aplicarse.
Uno encuentra entre los guambianos un pensamiento semejante, unas historias del agua, del ir y venir del aguacero, del páramo, del rayo, de las nubes, etc., que refleja también el conocimiento profundo y milenario acerca de las características, peculiaridades y dinámicas de los factores ecológicos de su territorio, y de qué manera pueden ser utilizados para construir la vida propia. Sabiduría que se recoge en las historias que alrededor del fuego cuentan los mayores de la sociedad guambiana, ya no tanto a sus niños, porque frente a ellos su palabra “ha quedado silencio”, sino, curiosa y paradojalmente, a los etnógrafos, a los antropólogos.
Pero, en este momento, quiero trabajar, a la manera de un poema, un texto que elaboré junto con los guambianos.
Los guambianos somos nacidos de aquí, de la naturaleza como nace un árbol, somos de aquí desde siglos, de esta raíz. Nuestros mayores lo saben hoy como lo han sabido siempre; saben que no somos traídos, por eso hablan así:
Primero fue la tierra y junto con ella estaba el agua... y en las cabeceras de las sabanas eran las lagunas, grandes lagunas. La mayor de todas, un hueco muy profundo situado en el centro de la sabana, era la de Nupisu o ib>Piendamú, en el centro de la sabana, del páramo, como una matriz, como un corazón. El agua es vida.
Primero eran la tierra y el agua. También había ciénagas y barriales que recogían muchas aguas y se unían con las lagunas. Las aguas nacían de los ojos de agua que quedaban en el centro, y todas se iban reuniendo para formar un río grande que corría hacia abajo. El agua no es buena ni es mala. De ella resultan cosas buenas y cosas malas.
Pero es bueno reflexionar otra vez desde la mesa del científico. 
En esto pensaba esta mañana mientras Adelaida Nieto nos contó cómo estaban construyendo para los niños, alrededor del Teatro del Parque Nacional, un bosque denso, una naturaleza buena, como de invernadero. Al tiempo que nos hablaba con rechazo de los jardines del DAMA, porque, según ella, son naturaleza agresiva. Pero, ¿es que acaso los niños no deben aprender que la naturaleza trae cosas buenas, pero también cosas malas, que la naturaleza no es sólo un idilio ecológico, sino también algo de lo cual salen cosas malas?
En este momento, déjenme que les narre las historias que hablan las palabras sabias de los mayores cuando toda la familia está sentada en sus banquitos de madera alrededor del fuego, en la cocina en penumbra, inundada por el humo.
Allá, en las alturas, era el agua. Llovía intensamente, con aguaceros, borrascas, tempestades. Los ríos venían grandes, con inmensos derrumbes que arrastraban las montañas y traían piedras como casas; venían grandes crecientes e inundaciones. Era el agua mala.
En ese tiempo, estas profundas guaicadas y estas peñas no eran así, como las vemos hoy, esos ríos las hicieron cuando corrieron hasta formar el mar.
El agua es vida. En la laguna, que era una saliva grande, estaban tata Illimpi y mama Keltsi, su esposa. (illimbi es como una saliva de nosotros; keltsi es la guasca del kel, mejicano). Allí estaban. De todas estas cabeceras y de ellos venía el río grande, se desprendían las aguas y de allí se iban regando. De allí salían todas las aguas para llegar al mar. El agua nace en las cabeceras y baja en los ríos hasta el mar. En esa época las aguas no subían desde el mar, solamente bajaban. 
Una vez que las aguas llegaron hasta el mar y se recogieron en él, se levantó la nube y comenzó a subir por las montañas y las cañadas. Todas las aguas fueron al mar y luego regresaron en nube, toda el agua se recogió en el mar, corría de las cabeceras al mar, y llegaba. Por eso ahora se devuelve, pero no por los mismos ríos sino por el aire, por la nube. Subiendo por las guaicadas y por los filos de las montañas alcanza hasta el páramo, hasta las sabanas, y cae otra vez la lluvia, cae el agua que es buena y es mala. El agua es buena y es mala y lleva una vida de los sueños. Del agua nacen muchas cosas en la tierra. El agua hace inundaciones, dicen los blancos; sólo ven lo que tiene de malo. Pero los guambianos vemos que las aguas hacen mal y hacen bien.
Allá arriba, como la tierra y el agua, estaba él-ella. Era Pishimisak que también ha existido desde siempre, todo blanco, todo bueno, todo fresco. Del agua nació el Aroiris que iluminaba todo con su luz; allí brillaba, Pishimisak lo veía alumbrar.
Dieron mucho fruto, dieron mucha vida. El agua estaba arriba, en el páramo. Abajo se secaban las plantas, se caían las flores, morían los animales. Cuando bajó el agua, todo creció y floreció, retoñó toda la hierba y hubo alimentos aquí. Era el agua buena.
Antes, en las sabanas del páramo, Pishimisak tenía todas las comidas, todos los alimentos. El-ella es el dueño de todo. En el páramo hay papa, mauja, haba, ají, plátano, ullucu que Pishimisak cuida. Entre los dos, ellos las siembran y cultivan y hacen trabajos con ellas. Con ellas es su alimento. Hay otras para hacerles refrescos, remedios. Tiene todas las plantas completas; nosotros sólo conocemos algunas. Cuando uno va a coger una planta de estas, tiene que pedir permiso a Pishimisak, así como aquí se pide a las personas.
Pishimisak ya estaba allí cuando se produjeron los derrumbes que arrastrando gigantescas piedras formaron las guaicadas.
Pero hubo otros derrumbes. A veces el agua no nacía en las lagunas para correr hacia el mar sino que se filtraba en la tierra, la removía, la aflojaba y, entonces, caían los derrumbes.
Estos se produjeron desde muchos siglos adelante, dejando grandes heridas en las montañas. De ellos salieron los humanos que eran la raíz de los nativos. Al derrumbe le decían parir el agua. A los humanos que allí nacieron los nombraron Pishau.
Los Pishau vinieron en los derrumbes, llegaron en las crecientes de los ríos. Por debajo del agua venían arrastrándose y golpeando las grandes piedras, encima de ellas venía el barro, la tierra, luego el agua sucia; en la superficie venía la palizada, las ramas, las hojas, los árboles arrancados y, encima de todo, venían los niños, chumbados.
Los anteriores nacieron del agua, venidos en los restos de vegetación (shau) que arrastra la creciente. Son nativos de aquí de siglos y siglos. En donde salía el derrumbe, en la gran herida de la tierra, quedaba olor a sangre; es la sangre regada por la naturaleza, así como una mujer riega la sangre al dar a luz a un niño.
Los Pishau no eran otra gente, eran los mismos guambianos, gigantes muy sabios que comían sal de aquí, de nuestros propios salados, y no eran bautizados.
Ellos ocuparon todo nuestro territorio, ellos construyeron todo nuestro nupitrapu antes de llegar los españoles.
Los Pishau ocuparon todo este inmenso espacio, incluyendo la ciudad de Pupayán. La historia de los blancos dice que esta ciudad fue fundada por Belalcázar, pero no es cierto. Cuando llegaron los españoles ya la ciudad existía bajo el sol, creada siglos adelante por nuestros antiguos. Largas guerras, tremendos esfuerzos, enormes crímenes fueron necesarios para que Ampudia y Añasco vencieran al cacique Payán y le dieran muerte, tomando nuestra ciudad. Un manto de silencio cubrió nuestro conocimiento.
Los Pishau son nuestra misma gente. Nacieron de la propia naturaleza, del agua, para formar a los humanos. Ellos vienen de Pishimisak que los crió con sus alimentos propios.
Por eso, nosotros somos de aquí, de esta raíz; somos del agua, de esa sangre que huele en los derrumbes. Somos nativos, legítimos de Pishimisak, de esa sangre. No somos venideros de otros mundos.
Pero no es sólo un mayor el que habla, es una palabra hecha con muchas voces:
Comenzó una vez, cuando de Aroiris macho, salió una luz como amarilla, amarilla, que se veía como una estrella y cayó sobre Aroiris hembra, que estaba debajo; así se juntaron, y debajo de la hembra, pegado a ella, salió el aroiris hijo. La luz siguió derecho para abajo y cayó en la laguna; esa luz era un sombrero propio, con el color de Aroiris, que se posó en la laguna y la tapó, mientras el aroiris estaba con un pie en cada lado de ella. Este sombrero era el mundo, que flotaba sobre el agua.
De las estrellas cayó un rayó, una luz que pegaba en el sombrero. Así duró varios días y la gente tuvo miedo, pues pensó que la luz podía romper el mundo y el agua entraría por el hueco e inundaría la tierra. Luego de un tiempo, la luz no cayó más. Venía mucho el páramo; cayó durante siete meses, y la laguna se puso grande, grande; después apareció un derrumbe que reventó la laguna y arrastró una creciente muy grande. En esa agua venía una niña y los primeros mayores la sacaron del río abajo. Cuando se creció, fue una cacica, la primera autoridad de nosotros.
Y sobre esto, ¿qué tiene que decir el etnógrafo desde su sillón de ponente? Oigámoslo:
Nosotros, los blancos, que no somos capaces de hacer abstracciones concretas, que no podemos pensar que un caracol, una piedra, un árbol, sean conceptos, nos decimos, para poder entenderlo, para hacerlo familiar, que ese sombrero guambiano es una espiral inscrita en un círculo. Ese sombrero se hace, como el sombrero vueltiao de los zenúes, tejiendo una larga cinta que luego se cose en espiral comenzando desde un centro y desenrollando, dando una vuelta y otra vuelta, vuelta tras vuelta hasta terminar redondeando; pero, luego, así dicen los guambianos, devuelve vuelta tras vuelta, enrollando, hasta llegar de nuevo al centro.
Los guambianos afirman que así es la historia, que así se desenrolla y se enrolla el tiempo, que así se desenrolla y se enrolla el territorio, que así se desenrolla y se enrolla el mundo. Sobre ese sombrero, que es el mundo y que flota en el agua, pegó la luz de la estrella para que nacieran los hijos del agua.
Cuando Miguel Ángel Hernández hablaba hace un rato del big-bang como una de las modernas teorías para explicar el origen de nuestro universo, recordé también aquella del big-crash, que nos dice que, cuando aquella fuerza expansiva de la inicial explosión se debilite, se agote, todo los elementos de nuestro universo comenzarán a converger de nuevo, hasta llegar a encontrarse en un punto en donde chocarán para que nuestro mundo desaparezca, ese mundo, la Vía Láctea, nuestra galaxia que, como todos sabemos y como los astrónomos nos han mostrado, es una espiral que sigue expandiéndose todavía.
Aquí, uno encuentra una asombrosa coincidencia, más asombrosa aún si tenemos en cuenta que la guambiana es una tradición milenaria que ha antecedido en muchos siglos a las que para nosotros son novísimas teorías, recién descubiertas, recién planteadas, acerca de la historia pasada y del futuro de nuestro universo. Miguel Ángel decía que era intuición; yo digo que es conocimiento.
Pero la voz de los mayores sigue hablando aquella palabra que viene desde siglos adelante:
De este modo vino la cacica Teresita de la Estrella desde la laguna. Tres estrellas alumbraron y dieron su rayo en la laguna para que ella saliera. Venía en una canasta de material delgadito, en forma de caja. El borde no estaba rematado sino derecho. De allí la enlazaron para sacarla. La creciente casi que subía a toda la planada, como siguiendo a quienes la habían sacado; iba con fuerza y rebosó.
Cuando la sacaron, lloraba como un niño normal de hoy. Pusieron a niñas de 10 a 12 años a criarla, pero como ellas no tenían leche, se alimentó fue con su sangre, les chupó la sangre; así se murieron veinte de ellas. Crecía muy despacio, duró mucho tiempo. Pusieron una mujer a amamantarla y murió, luego pusieron otras, hasta llegar a siete madres; con el río, son ocho madres.
Desaparecía a medianoche y al amanecer aparecía de nuevo, trayendo herramientas y objetos de oro. En la medianoche, sólo quedaba el enchumbado vacío. A medida que iba creciendo, traía nuevas herramientas, según la edad. Ella sola trajo todo lo completo de nuestra cultura. Cuando creció, vestía prendas de oro; su plato y su cuchara eran de oro y lo que más sabía trabajar era el oro. Ella trajo también la autoridad, pues era una cacica, y, con ella, la organización de la sociedad.
Pasa el tiempo y en el agua vinieron otros caciques: José Ignacio Tombé y mamá Manela Caramaya, que todavía estaba cuando llegaron los españoles.
Cuentan los mayores que las grandes crecientes vienen por ciclos. Hay niños del agua que vienen en el río cada 35 ó 60 años y van a ser cultivadores, van a ser agricultores. Otros llegan cada 100 años y vienen con los colores brillosos; son los que cultivan oro y son los más importantes.
Se forman aguas subterráneas que aflojan la tierra y caen por los derrumbes, abriendo huecos, soltando la tierra y preparando para que venga un buen cacique para nosotros. Allí en los residuos que arrastra, se forma el niño que viene adelante, llorando. Los mayores están listos para sacarlo con un bejuco de la montaña. Lo crían y es un maestro que aconseja lo que debe ser todo.
Todavía hoy el agua se sigue moviendo. De varias de esas lagunas corre el agua; de otras no corre pero sí nace abajo de ellas. Todas las aguas van al mar, se devuelven en las nubes siguiendo distintos caminos y caen en los páramos.
Pero yo, el etnógrafo, también puedo intentar hablar con mi palabra, siguiendo aquel relato que fluye a través de los siglos, como el agua:
El agua reviste distintas formas y cada una de ellas es un ser vivo. Cada uno tiene vida y da vida, mala o buena, porque la vida es siempre mala y buena. Quiero mencionar sólo dos de esos seres.
Uno de ellos es la nube. Del mar sale la nube que va subiendo a los cerros altos. Las nubes se unen entre sí por las guaicadas y, cuando llegan arriba, comienza a llover. Los rayos de la tempestad se conectan con las aguas y las nubes y ayudan a iniciar las lluvias. Por la derecha sube la nube negra, que va haciendo el mal y que los médicos, los sabios propios, deben voltear a la izquierda. La dirección de la mano derecha es un gran poder. Pero la derecha y la izquierda no son lados fijos, se dan tanto hacia la derecha como hacia la izquierda dependiendo de la posición de las aguas y de los ríos y de en qué lugar se siente el sabedor tradicional con relación a ellas. No hay un lado que sea solo derecho o izquierdo. 
Pero sí hay un central de la tierra que es el río grande. Desde el centro se reparte todo y se vuelven a juntar todas las aguas. Todo sale de un centro, de allí nace la dirección.
La nube negra es la nube del aguacero negro que va con el ventarrón y tiene un camino que nunca se desvía, va volando por encima de las corrientes de agua subterráneas, túneles por donde camina ulesrnu, hasta llegar a la ciénaga. Cuando se encuentra allí, cae el aguacero. 
La nube viene del mar por el aire. Los blancos la llaman fantasma y son dos: nube blanca y nube negra. Nube blanca viene guiado por un ojo de agua y ningún sabio nuestro tiene poder para apartarlo de su camino; aparece en forma de neblina; casi no viene de día y se ve mucho mejor de noche.
La nube cae donde hay lomas; viene por la guaicada y por allí se penetra. Da vuelta por detrás de filos o lomitas y se va al ojo de agua o al páramo o a las lagunas. De allí se devuelve al río.
Nube blanca es del día y es hembra; sube por la izquierda; es la sombra del aguacero blanco; va por el aire. La negra es de la noche y es macho; sube por la derecha y va por dentro de la tierra. Estos seres producen las lluvias y acompañan a sierpi.
Por eso recordé aquello que se comentó esta mañana en la inauguración, acerca de cómo en el Chocó piensan que sólo después que ha bajado la sierpi, ceden las crecientes y baja también el río. Así piensan en Guambía.
Otro ser es Aroiris, que es la misma agua, pero tiene unos colores: amarillo, rojo, verde y morado; los cuatro, cada uno con un tono claro y otro oscuro, dan ocho colores que llevan un significado. Va desde una ciénaga hasta una laguna; a través de él, el agua pasa de la laguna a la ciénaga. Él y ulesrnu van caminando hacia las crecientes que traen troncos de palos. Y se forma el derrumbe con muchas piedras y palizadas y ahí ya viene el niño adelante de esta agua, pero bien enchumbado con colores.
Aroiris no se queda quieto en un lugar; es vivo y camina y, al caminar, va redondeando. Por eso se dice que es una rueda cerrada. Cuando va a caer el aguacero, está hacia abajo y se redondea como lo hacen los caminos del sol y de la luna. Trae las lluvias del páramo, de la sabana fría.
Así terminan los mayores, por ahora, su historia:
Hay muchos árboles, árboles del agua, árboles que traen el agua. Todos ellos son la raíz del agua que entra a la laguna. Y con ellos crece también el ojo de agua. Un monte donde se den todos estos árboles, allí es la casa de Srekollimisak, del aguacero. La naturaleza..... aquí es la casa de Srekollimisak. Los mayores decían que donde hay estos árboles, allí está el rayo, que es el dueño del agua.
Últimamente desconocemos todo este saber de los mayores y lo hemos abandonado. Los que vienen de afuera dicen que hay que limpiar esos montes y les hemos hecho caso, acabándolos al tumbar y quemar.
El agua se va secando, los ojos de agua desaparecen y la tierra adelgaza y se vuelve polvo. Los cultivos se pierden y las casas se acaban. Por eso estamos peleando por el agua entre guambianos.
La sequía se produce por la ausencia de Srekollimisak y trae muchas pérdidas. La tierra se ha vuelto polvosa, el sol la calienta muy fuerte y los vientos se la llevan. En otras partes, las tierras se derrumban y se ruedan, llevándose el fruto de nuestro trabajo.
Por eso, para que Srekollimisak vuelva, hay que reconstruir su casa, hay que reconstruir la naturaleza.
Hay que reconstruir la casa del Srekollimisak.
Y, pienso. Los guambianos se debaten ante la destrucción del páramo. Y hablan de cómo hacer para reconstruir la casa del Srekollimisak.