Álvaro Velasco
Intervención en el Seminario Taller “Pensamiento Propio, Universidad y Región”. Maestría en Etnoliteratura/Instituto Andino de Artes Populares - IADAP, Universidad de Nariño, Pasto, septiembre de 2010.
Agradeciéndole mucho a la Universidad; al señor Vicerrector aquí presente;
a mi amigo y compañero solidario de siempre, Dumer; a los compañeros
solidarios, que nos hemos reunido acá, no sólo son los que han hablado,
sino otros muchos.
El título que le he dado a este aporte que vengo a hacer, al asunto del
pensamiento propio, está recogido en un papel, en un documento que espero
tengan todos ustedes, y que lleva ese título: POLIGRAFÍA SOCIAL. UNA MANERA DE PRODUCIR CONOCIEMIENTO A PARTIR DEL
RECONOCIMIENTO.
¿Poligrafía por qué? Poligrafía porque partimos de la base de que todos los
seres humanos, independientemente de que sean alfabetos o no alfabetos, de que hayan ido a la escuela o
no, todos son capaces, todos han hecho grafías, han contado su historia, han
imaginado, han tenido una experiencia muy importante para cualquier proceso de
reconocimiento; voy a referirme más adelante, a como esa otra manera de ver,
esa otra manera de representar, esa otra manera de imaginar, esa otra manera de
dar símbolos y convenciones al mundo que nos rodea, es tan importante; y cómo,
si se reúne a la comunidad, a la gente, a la comunidad universitaria, para que
autónomamente represente, imagine, piense, entonces se genera también un asunto
que me parece a mí fundamental de esta conversación; yo creo que no hay
pensamiento propio sin conversación, la conversación es la convergencia de
distintas versiones de realidad, aprender a conversar es fundamental, la
conversación hizo que floreciera en nuestro tiempo un pensamiento propio,
nacido aquí, en esta tierra, y no solo entre los indígenas, sino nacido aquí en
esta universidad. Egrese aquí, estudié aquí, en una época que en el papel de
ustedes van a tener, trato de identificar, de hacer un rango un poco
arbitrario, por lo que para mí significa, ese papel es para mí más bien un
ensayo, como tiene que ser la reflexión sobre el pensamiento propio, hay que
ensayar caminos para entender este problema. Hago un rango desde la publicación
de la investigación de otro solidario fundamental: Víctor Daniel Bonilla con,
“Siervos de dios y amos de indios”. A finales de los años 60 se publica este
libro que es supremamente importante y el rango que yo examino va hasta la
constitución del 91, donde las cosas toman otro rumbo, el otro rumbo que toman
las cosas no lo califico ni de bueno ni de malo, simplemente hago esa
parcelación, digamos, de una experiencia y de una historia para compartirla con
ustedes.
Es importante el libro de: “siervos de dios y amos de indios”, por
supuesto, porque solo su nombre ya nos revela algo que es fundamental, que
pasaba a pocos kilómetros de la Universidad de Nariño; era una violación,
realmente sorprendente, la que descubre este libro, pero que nosotros
ignorábamos o no teníamos en cuenta. Los siervos de dios, eran amos de los
indios, eso también nos hace clic en nuestro pensamiento para pensar en los
indios; realmente, en la universidad no se pensaba en ellos, por supuesto, pero
allí empieza a generarse una curiosidad que es alimentada por otros fenómenos,
por otras circunstancias que en ese tiempo ocurren, los años 60 y los años 70
están llenos de acontecimientos a nivel global, las revoluciones, el auge pues
revolucionario. Pasto también tuvo su mayo en el 68, de que tuve la fortuna de
participar, y no fue cualquier cosa, es decir, el movimiento que se dio en
Nariño en esa época es realmente digno de una investigación más profunda y
cuidadosa, porque no fue solo un problema del movimiento estudiantil, fue
un movimiento popular. Los barrios de
esta ciudad se movieron, pero también se movió Ipiales y Tumaco y se sentía
realmente una agitación, una movilización, un renacer del espíritu nariñense
supremamente importante, y en la Universidad
por supuesto, en la Universidad que a pesar de la distancia que hasta
ese momento tenía de la realidad, empieza a acercarse, acercarse también
gracias a los análisis muy afinados de algunos académicos, generalmente pues,
todos referidos al Marxismo, y que nos hacían sentir realmente, que a pesar de
desconocer la realidad circundante, había una cosa que sí era indiscutible y
que era que, había que enfrentar la injusticia.
Entonces, salimos de la universidad, a encontrarnos con el mundo
circundante, no lo encontramos como lo habíamos pensado en la universidad. En
la universidad se decía por ejemplo que las comunidades indígenas del sur no
existían, que se habían disuelto. Movidos por esa afirmación, nosotros corrimos
allá, ¿a qué?, a encontrar a esos campesinos para tratar de organizar con
ellos, a vincularlos al torrente del movimiento campesino que en esa época, en
los años 70 pues, se dio en este país y que fue supremamente importante, y que
fue muy importante también, para el movimiento indígena regional, ese
movimiento campesino no puede desconocerse en la importancia que tuvo en esta
región y por estos lares.
Salimos pues, con un grupo de amigos, compañeros, a tratar de hacer, de
encontrarnos con ellos y a tratar de vincularlos a este proceso de lucha
campesina, nuestro problema empieza cuando nuestra comunicación con ellos, si
bien tiene unos puntos en que convergen y nos entendemos, también resultan
algunas incógnitas, algunas preguntas que no salen de nosotros, me voy a referir
a uno muy importante por lo que significa para mí, por el impacto que tuvo en
mi vida.
En las comunidades del sur se comentaba, se hablaba, se refería, a un
personaje legendario: a don Juan Chiles, pero este personaje realmente, la
memoria, la evocación que se hacía, era un poco difusa; evidentemente, la gente
que lo recordaba, también tenía sus dudas acerca de su origen y de su propia
identidad, a pesar de lo mucho que conservaban de esa tradición, porque la duda
es impuesta por el colonizador, las comunidades indígenas tenían un impacto
colonizador importante, pero nosotros también en la Universidad de Nariño,
éramos también oprimidos por la colonización y Nariño entero vivía la
colonización, no solo de las grandes metrópolis, el trato que se le daba a los
nariñenses era el mismo que se le daba a los indígenas en el resto del país,
así como a un indígena se le dice que no tiene capacidad, que es tonto, que no
sabe muchas cosas, a los mismos nariñenses, se los trataba así en muchas
partes. De manera que, ese reencuentro de contingentes sociales, que parecen la
colonización de su propia mente y de su propia visión de mundo, pero como se va
a superar esa colonización, básicamente en lo que a mí respecta, se descoloniza
la mente, en la medida en que ese encuentro que se hace por la lucha, por unas
reivindicaciones para lograr justicia, para lograr que quienes han padecido
tanta opresión y tanta explotación, recuperaren el derecho a vivir en esta
tierra con dignidad. Entonces, donde nosotros estamos, en esa relación, aparece
don Juan Chiles. Algún grupo de solidarios empieza a tratar de rastrear a este
personaje, para saber si realmente hay alguna pista que nos lleve a confirmar
su existencia, como efectivamente ocurrió; y entonces, allí viene un hecho
fundamental, un hecho fundamental porque para mí lo que va a suceder con eso,
es un momento de producción de conocimiento propio, que no existía antes de ese
momento, aunque se nutría de la tradición del pueblo indígena que guardaba en
su memoria a este personaje. Cuando nosotros llevamos la noticia de su
existencia y algunos documentos, era evidente que para la gente eso significaba
una excelente noticia sobre ellos mismos, era confirmar que aquella evocación
que se hacía no era simplemente por allá quien sabe qué, un desvarío de su
imaginación, existía y había sido un luchador, un luchador importante que había
reclamado derechos ante la corona y esto conmovía mucho a las gentes y nosotros
lo transferíamos como una prueba indiscutible del derecho que tenían estas comunidades
a recuperar su tierra, porque esa tierra siempre había sido de ellos.
Cuando estamos en una reunión, recuperando esa memoria, evocando a este
personaje, alguien pregunta: ¿y cómo llegaría don Juan Chiles a ser tan sabio?
Y recuerdo todavía que un hombre anciano, infortunadamente se me escapa su
nombre, pero bastante anciano, que tenía un castellano bastante arcaico,
empezó, tomó la palabra, diciendo que él iba a decir por qué Juan Chiles era
sabio. Y recuerdo las primeras palabras de esa intervención: “en los tiempos de
la corona del rey, cuando este pueblo estaba amenazado de ser desaparecido de
la faz de la tierra, entonces, don Juan Chiles, convocó a todos los pueblos del
mundo para que vinieran a auxiliar a su pueblo”, -y él en el desvarío que
parecía tener, decía-: “y entonces vinieron apoyos de Israel, de todos los
pueblos del mundo”, -inclusive nombró Sodoma, Gomorra, y estaba en una especie
de exposición delirante, pero en ese delirio, era de tanta fuerza, de tanta
emoción, que no se podía detener, y que de alguna manera indicaba, que después
del desvarío vendría una revelación como efectivamente pasó, termina esa
introducción y luego nos dice que-: “don Juan Chiles era sabio porque sabía
tres cosas: la primera, sabia desatar el Quechua; la segunda, conocían
perfectamente el libro del rey; y la tercera, sabía labrar a cordel.
Son tres claves fundamentales. Desatar el Quechua es un asunto que no le
compete solo a los indígenas, sino a todos los habitantes de este continente,
de esta región de los Andes. El Quechua nombró
y ordenó los Andes, descifró los Andes. El quechua es muy importante, no
tal vez para volverlo a hablar, pero si interesarse cuando se dice desatar el
Quechua, que no quiere decir, volver a aprender una lengua, sino tratar de rescatar
todos los significados que están grabados en los nombres de muchas montañas, de
muchos ríos, de muchas plantas y de muchas cosas, porque cuando se nombra en
cualquier lengua una cosa, no solo es para distinguirla de los demás, sino que
también y en algunas lenguas, más que en otras, el nombre también trae
información sobre cualidades de lo que se nombra. Entonces el desatar el
Quechua se convirtió en un asunto supremamente importante. Pero al desatar el
Quechua también estábamos desatando la historia y el origen de este
Departamento, la emoción de los indígenas era nuestra propia emoción, era
también sentir qué significaba ser nariñense, ser pastuso; porque entonces nos
encontrábamos con un pueblo, con una historia y con un pensamiento realmente notable.
notable para ellos, notable para nosotros, notable para todos, esas tres cosas
de las que se derivaron, hay muy importantes reflexiones que nos llevaron
averiguar también sobre la topo línea original de ese territorio, que nos
llevaron hacer reflexiones muy profundas para entender el sentido del tiempo de
aquella gente; que para el mundo de ellos el volcán Chiles es macho y el volcán
Cumbal es hembra, por ejemplo, y todo eso iba dando esa capacidad para desatar
esa lengua que había nombrado, que había ordenado ese territorio y que de
alguna manera estaba vinculada al florecimiento y a la consolidación de una
cultura. Eso puede ser discutido, pero en todo caso esa afirmación en los
términos como nosotros la recogimos fue fundamental.
Aquello de los libros del rey, como segundo punto, también importantísimo
porque cuando uno padece colonizaciones y está sometido a la voluntad de la
administración y de quienes detentan el poder, conocer sus maneras de organizar
la sociedad, los derechos que eventualmente reconocen, es fundamental, es
fundamental no para hacer de eso una especie de fetiche, como si conocer un
código fuera un paso adelante en la recuperación del pensamiento propio, no;
puede ser todo lo contrario, pero sí hay que manejar esas leyes, esos estatutos,
esos sistemas de regulación de quienes gobiernan, porque si no se manejan,
entonces uno puede ser víctima de ellos, como dicen algunos indígenas de la
Amazonía, “la ley del blanco es yuca brava pero el veneno se le puede sacar”, y
se la puede usar para que transporte el derecho propio, la reivindicación que
todo pueblo tiene y la puede transmitir, transferir, darle consistencia para
que la oiga el que gobierna y no solo el que gobierna, sino para que la oigan
todos, es muy importante esto porque también tiene relación con la reflexión
sobre derecho propio.
El derecho propio no solo nace de la tierra y la comunidad como se dijo en
aquella época, en una forma muy bella de definir qué es derecho propio, el que
se reclama, el que nace aquí, de la tierra, de la comunidad, que se puede
profundizar todos los días, porque el derecho, no es sólo el derecho de la
gente, es el derecho de esta región, es el territorio, de estos recursos, de
estos páramos, de estos ríos, de las lagunas,
porque allí están también como dicen en otros pueblos, los ancestros de
este pueblo, que están en su fauna, en su flora, de sus especies nativas, que
también hay que tratar de recordar que cada planta es una información
importante, en términos de esta circunstancia nuestra, de este espacio nuestro,
de esta América tropical; es distinta a la parte de mundo que nos trajo todos
sus esquemas y todos su modelos y todas sus sabidurías, decía por ejemplo,
según cita un autor que no recuerdo, a don Simón Rodríguez, maestro de Bolívar,
dice el autor, trayendo una referencia de simón Rodríguez dice que don Simón
Rodríguez afirmaba que la prosperidad de Europa y los Estados Unidos se habían
convertido en un gran obstáculo para pensar y educar América, y es interesante
ver como lo dice, es la prosperidad de esos pueblos, la que se vuelve
obstáculo, porque es la prosperidad la que fascina. Cuando uno dice que esos
pueblos explotan, es verdad, pero su progreso fascina, su éxito nos
desconcierta y nos llama y, es mucho más perverso quedar atrapado en la
fascinación por el progreso de quien progresó en otro lado, en otras
condiciones, con otra circunstancia, de otra manera. Entonces, es supremamente
importante aquello de entender bien, cuál es el problema de la fascinación, del
éxito de los otros, ese éxito nos obliga a copiarlos en sus maneras de pensar,
de vestir, de su ciencia, la de fragmentar el conocimiento, todo eso nos viene
de allá y todo eso se hace en nombre de la civilización, de la modernidad, del
desarrollo, del progreso, de todo aquello; entonces, es supremamente
importante.
La tercera clave, labrar a cordel. Obviamente, que quien desata bien, quien
conoce, quien profundiza, quien pregunta, no solo a la gente sino pregunta por
todo, piensa en todo y en las relaciones que hay entre el territorio biofísico
que nos da sustento, la lengua que lo ordena y relaciona a las gentes con ese
territorio, las distintas prácticas sociales, el manejo del tiempo. Todo eso es
supremamente importante para entender cómo se descoloniza un pueblo, para empezar
a tener un pensamiento propio, porque si quiero plantear por lo menos para la
conversación, que el pensamiento propio no es un pensamiento que viene de no sé
dónde y que está guardado, y que es una sabiduría que no se puede tocar porque
alguien se la puede robar; el conocimiento que no se comparte se acaba, el
conocimiento que no sirve para la relación con el mundo y con los demás no
sirve, no es conocimiento, el conocimiento que permanece ahí aislado de los
otros, pues tampoco genera pensamiento,
genera una repetición una reiteración continua de lugares comunes que lo
acaban a punta de nombrarlos, se dice tanto acerca de algunas cosas de las
culturas ancestrales, que de tanto oírlas ya no quieren decir nada; entonces,
en lo fundamental, es que realmente en la relación con el otro, el otro que
también necesita descifrar esa región, descifrarse a sí mismo, conocerse a sí mismo, para poder regularse en el
compromiso con los demás, con la región, con el mundo; porque no son los
estatutos los que generan una nueva conciencia y una nueva conducta, es el
conocimiento de uno mismo y sus circunstancias y de dónde nació y a qué mundo
pertenece, entonces se regula uno mismo. Porque uno no tiene necesidad de
policía, cuando se ha descifrado su realidad, su gente, su historia, sus
acontecimientos, sus problemas, entonces uno simplemente como ser humano
entiende qué tiene que hacer y qué debe dejar de hacer o debe evitar, porque se
genera una conciencia más ética, sin la cual, cualquier política puede resultar
perversa, no solo se produce con un ser, con base en el reconocimiento, sino
también en una manera de sentir y de celebrar lo que se conoce y eso genera
también como todo descubrimiento de lo bello y de lo justo, genera ética,
genera autorregulación.
Allí nos forjamos nosotros afortunadamente, los solidarios no fuimos de un
partido, no pensamos igual, no éramos una secta que repitiera cuatro cosas, no,
siempre fuimos distintos, amigos. Nos supimos oír, y siempre oíamos con
atención a los otros, porque cada uno tiene maneras distintas de ver, propone
cosas que son muy importantes, en el caso de María Teresa, por ejemplo,
viniendo de otras tierras, veía en este
país cosas que uno no las ve, porque las tiene a mano y no las ve, y las
preguntas y las reflexiones que se proponían eran muy interesantes, y por
supuesto, sabíamos que era más lo que ignorábamos que lo que conocíamos sobre
esta región, sobre este país, sobre este continente, y eso todavía sigue siendo
cierto, todavía es más lo que ignoramos que lo que sabemos. Pero el
conocimiento no puede salir solo de la Universidad, si la Universidad pretende
producirlo, a lo mejor, es otra vez, un extravío, tiene que lograrse espacios
de convergencia, de retroalimentación, en las que tiene que haber esa dinámica
para reivindicar; en eso es interesante la lucha reivindicativa, pero no tanto
para reclamarle al Estado que haga el favor de educarnos, porque si el Estado
oye nuestros llamados y nos educa, otra vez nos perdemos. Entonces, eso es como
estarle pidiendo al Estado que haga el favor de confundirlo, de administrarlo,
de resolverle todos sus problemas, no, tenemos que dejar de ser administrados,
tenemos que administrarnos, administrarnos cada uno de nosotros, saber
administrar nuestro propio tiempo, saber administrar lo que comemos. Y puede
ser muy importante saber administrar lo que comemos, porque, evidentemente
allí, también hay mucha riqueza y muchas cosas por conocer y por saber. Hay
cosas que se perdieron, que se han intentado rescatar: alimentos, semillas, muchas
semillas que se han perdido en nombre y
por causa del desarrollo, por eso, uno de los problemas graves de la
lucha por la tierra, es que en la lucha por la tierra se conquistó, pero
inmediatamente movilizábamos a la gente para que el Estado viniera y con
créditos y asistencia técnica y no sé cuántas cosas; claro que llegaba, claro
que le brindaba esos servicios que llaman y ese era otra vez el camino para que
se volviera a perder esa tierra y se perdiera la autonomía personal y la
posibilidad de conocerse a sí mismo, por
qué, por qué si no perdía la tierra se volvía un esclavo del crédito y de las
cosas que le enseñaban a hacer, para que se la pase toda la vida en una rutina
sin fin, en la que no tiene descanso, ni posibilidad de pensar, ni de recrear,
ni de participar con los vecinos, ni de preocuparse por otras cosas. Entonces
esto es fundamental, el labrar a cordel, como tercera clave, en la medida en
que para saber usar apropiadamente, manejar, ordenar unos territorios, valorar
unos recursos, no solo hace falta una reforma agraria para que se redistribuya
la tierra, se trata también de pensar en sus formas de uso y manejo, en función
del florecimiento de una cultura, del florecimiento de una autonomía, que no
solo tienen que reclamar los indígenas, sino todos nosotros.
Esas tres cosas, esas tres claves digo yo, que tuvieron una repercusión
universal, nacieron en ese momento, se nutren de una tradición, pero así no
habrían sido dichas antes, así se volvieron a decir para el momento en que se
necesitaba que así fueran dichas, y así fueron llevadas a otras partes, yo pude
llevarlas, por ejemplo, a una reunión en México con Orlando Fals y algunos
amigos de México. Algunos indígenas del sur de México nos reunimos y contamos
esta maravillosa historia de Don Juan Chiles, fue recibida con un beneplácito,
con un entusiasmo impresionante, mucha gente decía que la senda de Don Juan
Chiles, abría caminos para la transformación social, algunos intelectuales, muy
vinculados con solidarios, podemos llamarlos, como Gustavo Esteban, escribió
varios escritos sobre la sabiduría de don Juan Chiles y la sigue aplicando en
Guajaca, no él pues, la gente con la que trabaja, pero yo acabo de llegar de
una experiencia donde don Juan Chiles volvió otra vez a nombrar caminos, porque
estábamos invitados por el pueblo Venda en el Nor Oriente del África, que es un
pueblo que en alguna de sus versiones está emprendiendo un proceso de
resurgimiento muy importante, fue una experiencia supremamente satisfactoria,
allá habían preparado para compartir, para esa convivencia con ellos que duró
como quince días, al principio cuando llegamos fue, como lo fueron la época del
florecimiento de la lucha nuestra, unos recorridos, no solo para hablar con la
gente, sino, sobre todo para mirar el mundo circundante, para mirar en él las
huellas que ha dejado la cultura y lo hicimos así en África en el río Mutare
que ellos consideran sagrado, pero esta gente en muchos de los elementos de ese
río, por ejemplo, un árbol que nace después de … para ellos es un maestro ese
árbol, un maestro de la constancia, un maestro del que hay que aprender muchas
cosas, se lo toma como metáfora, como alegoría, pero es fundamental porque el
lenguaje tiene que ganar mucha fuerza alegórica, mucha fuerza metafórica, la
recreación, como dicen ahora algunos teóricos, la autopoiesis es, poiesis es
poesía; por eso tan importante las poesías que compartieron ayer con nosotros,
pero ese sentimiento poético, esa búsqueda de otro lenguaje es fundamental, y
es el lenguaje que comunica mucho más que los lenguajes, a veces, pesados
llenos de categorías y de conceptos que se vuelven prácticamente lenguajes de
unos pocos, que se citan entre ellos y nadie sabe en últimas que es lo que
escriben o para quien escriben, entonces eso es fundamental, esta gente
recorriendo eso nos enseñó muchas cosas acerca de sus ancestros, ellos
consideran que sus ancestros son las semillas, son los árboles, las plantas que
han sido ancestros vivos, porque no podría existir el hombre si no hubiera
evolucionado la expresión de naturaleza.
Qué pueblo hubiera podido ser lo que es, sin agua, sin naturaleza, o sin
aire, o sin bosques o sin todo lo que la naturaleza le brinda. Para ellos,
entonces, celebran mucho ese mundo lleno de sentido. Recibíamos el día al pie
del gran árbol, símbolo de esas culturas africanas que se menciona en el
Principito de Saint Exupéry, ese es un árbol maravilloso, un árbol que en las
épocas de estío acoge a más de cien especies de vida que se refugian allí, al
lado de ese árbol hacíamos un ritual para recibir el día que ellos llaman
empate, pero cuando a nosotros nos tocaba orientar ese taller, ese ejercicio,
¿Qué hicimos? Pues, afortunadamente por alguna circunstancia, don Juan Chiles,
llegó a alumbrarnos, había que desatar el Bemba, para desatar el Bemba con
todos esos recorridos que habíamos hecho, entonces hicimos un mapa ancestral
del pueblo Bemba, y así se dijo, es decir, lo que hay que desatar aquí es el
Bemba y el Bemba está escrito en el
territorio, el territorio es como un disco duro lleno de información sobre
cultura y sobre naturaleza, porque al fin y al cabo un territorio de una
cultura es un producto cultural, no son solamente un espacio biofísico, y eso
fue tan importante que allá también quedo don Juan Chiles como un referente, como
una enseñanza. Después hablamos, porque evidentemente, también tienen problemas
con los gobernantes a pesar de que ya se levantó el Apartheid, pero conocer las
regulaciones del nuevo régimen y tratar por ejemplo, de luchar contra algunas
formas de Apartheid que subsisten como ellos decían, el Apartheid de los
grandes animales, porque los grandes animales se los llevaron a grandes parques
y los quitaron de la relación inmediata que tenían con la gente, y esos grandes
animales: elefantes y tigres, tienen mucho significado, no solo como tales, es
decir, no solo como animales, sino que son referentes de sus linajes, de su
historia y tienen que ver con las características del carácter que tienen
algunos de esos clanes o linajes. Entonces, quitarles allí un elefante y
mandarlo al apartheid del parque Kruger, para ellos, evidentemente, es
arrebatarles una relación cotidiana fundamental para su propia existencia y
para su propia vida y de labranza a cordel, sí que es cierto que fue muy
importante, porque ellos están recuperando sus semillas, las semillas son el
ancestro que une al hombre con la tierra, porque la semilla que los alimenta,
la tierra la proporciona, las plantas la proporcionan, lo que comemos de allá
viene, entonces se generan unas emociones, unas maneras de sentir y pensar que
son muy interesantes para que florezca el pensamiento, de ese tipo, pues, de
relación, el pensamiento se va aclarando, el pensamiento útil, porque el pensar
está antecedido por el conocer y por el reconocer, uno no puede pensar sin
conocer o reconocer, cuando uno solo recoge una manera de pensar, entonces
también puede terminar atrapado en ella, como pasa algunas veces con el
excesivo ideologismo, por ejemplo, entonces uno no coge realidades, sino coge
consignas de algún partido y va repitiéndolas y va haciéndose devoto, como
diciendo jaculatorias como cualquier monjita, y así no es, eso no es
pensamiento, simplemente es un estribillo que en última instancia desgasta lo
propio que se dice. Entonces, el pensamiento propio no es que exista de ante
mano, el pensamiento propio puede nutrirse de muchas tradiciones, muchos
saberes, muchas habilidades, muchos conocimientos, pero se nutre de ahí porque
el pensamiento que necesitamos hoy es para hoy
Ayer vimos muchas cosas acerca de todo lo que ha transcurrido después de
tantos años, y entonces, yo sentía alguna preocupación, porque en muchas de las
cosas que se lograron, a veces, lo ganado parece perdido, y lo perdido parece
ganado, no sé los que no estuvieron allí, pero alguno a veces piensa que el
haber conquistado cierto bienestar en algunas comunidades, mínimo, de pronto es
un peligro, el asunto es que es un desafío, para que realmente esa nueva
práctica o ese éxito que se ha tenido relativo en algún tipo de actividad, para
que no vaya eso a ser absorbido por la dinámica del mercado y del gran capital
y de que todo se vuelve mercancía y que ya entonces los valores de solidaridad
y de cuidado de los demás y de lo demás no importa. Todo eso habría que
pensarlo con tranquilidad para que podamos
avanzar en términos de cómo entender el pensamiento propio, cómo aproximarnos a
ellos, por eso yo digo que el ensayo es básico. Lo que van a leer cuando
distribuya el pequeño artículo que escribí para esta reunión no vayan a pensar
que eso ahí está resuelto el problema, es simplemente un ensayo, un aporte para
que ustedes también lo trabajen y sirva como para alentar esta gran pregunta,
este gran desafío de poder entender mejor, comprender más cómo se produce
pensamiento propio, qué lo justifica, cómo se comparte y cómo debe ser usado,
eso es lo que yo puedo compartir con ustedes, espero pues, su reacción, sus
preguntas. Muchas gracias.